Palacio Real de Madrid, 6 de enero de 2011
Queridos compañeros,
Me alegra mucho poder reunirme con vosotros para celebrar la Pascua Militar, en compañía de la Reina y de los Príncipes de Asturias, y expresaros nuestros mejores deseos a todos los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Acto Guardia Civil en el Año Nuevo que comienza.
Esta arraigada tradición nos permite manifestar públicamente el más profundo reconocimiento que merece toda la Familia Militar por su ejemplar entrega a España y a los españoles.
Al inicio de este solemne quiero dedicar un muy emotivo y afectuoso homenaje a todos los compañeros que, durante el pasado año, entregaron sus vidas en el cumplimiento del deber, tanto en territorio nacional como fuera de nuestra Patria.
Su generoso sacrificio debe pervivir en nosotros y alentarnos a perseverar en nuestro permanente empeño de servir a España. Reiteramos de todo corazón a sus familiares nuestro mayor cariño, solidaridad y apoyo.
Unos sentimientos que también deseo hacer llegar a todas las víctimas de la execrable e inaceptable barbarie terrorista y a sus familias.
Mucho agradezco a la Señora Ministra de Defensa sus amables palabras de felicitación en nombre propio y de toda la Institución Militar, así como el valioso resumen que ha expuesto con las actuaciones, logros y previsiones de su Departamento.
En el año que acaba de concluir, tanto el Príncipe de Asturias como yo mismo, hemos podido asistir a diversos ejercicios tácticos y visitar numerosas Unidades.
Ello nos ha permitido comprobar la operatividad, calidad y preparación del personal que las componen.
Sé que las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil están contribuyendo al esfuerzo de austeridad derivado de la actual crisis económica, que ha exigido priorizar las capacidades militares a alcanzar.
Y sé que sois conscientes de la necesidad de mejora constante de la operatividad de nuestras Unidades, sin merma del adecuado mantenimiento de los sistemas de armas, ni de la seguridad de nuestras tropas, especialmente de aquellas que desarrollan misiones internacionales.
Durante más de dos décadas unos cien mil militares españoles han intervenido en numerosas misiones en el extranjero.
Su presencia en muchas zonas del mundo ha sido un factor clave para afianzar el peso de España y su compromiso con la paz y la seguridad internacionales. Tan extraordinaria labor en el exterior ha reforzado aún más el prestigio de la Institución Militar.
Así, ante la terrible tragedia sufrida a principios de año en Haití, nuestras Fuerzas Armadas se situaron desde el inicio en primera línea de colaboración, como máximo exponente de la movilización de la sociedad española en favor del pueblo haitiano.
Digna del mayor elogio ha sido también la misión de mantenimiento de la paz recientemente finalizada en Bosnia-Herzegovina. En ella más de cuarenta y seis mil militares y guardias civiles han desarrollado durante dieciocho años una labor ejemplar. Nos han mostrado el camino a seguir en las misiones en las que participamos.
Me refiero a la misión de Naciones Unidas en el Líbano, a las operaciones en el Golfo de Adén o en Afganistán, destinadas a alcanzar y mantener la paz y la seguridad que todos anhelamos.
He acogido con especial satisfacción el importante salto cualitativo en material logrado por nuestros contingentes.
En este día también quiero subrayar la enorme trascendencia que tiene la enseñanza militar.
Es mucho lo que se espera del nuevo modelo que permite acomodar los planes de estudio de las Academias Militares al Espacio Europeo de Educación Superior, y así dar un paso más en la vinculación de las Fuerzas Armadas con la sociedad a la que sirven.
El anterior sistema de enseñanza, que proporcionó oficiales con una excelente formación, se ha complementado ahora con una educación universitaria reglada, que abre muchas posibilidades pero también nuevos retos.
Con la puesta en marcha del nuevo sistema de enseñanza para suboficiales en el próximo Curso Académico, se dotará del perfil necesario a dichos profesionales que, con su impulso, dan continuidad al trabajo de nuestras Unidades.
En suma, no podemos olvidar que el objetivo sigue siendo el mismo: formar excelentes militares que, además de obtener amplios conocimientos, acrecienten sus valores y virtudes y consigan la capacidad de liderazgo necesaria para hacerse querer y respetar.
En el año transcurrido cabe destacar que, con ocasión de nuestra Presidencia rotatoria de la Unión Europea, se han dado importantes pasos hacia una Política Común de Seguridad y Defensa coincidiendo con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
Con ello se ha potenciado el desarrollo de capacidades militares y su sinergia con las civiles. Al mismo tiempo se ha implementado ese enfoque integral en las respuestas a las situaciones de crisis.
Se ha profundizado igualmente en la relación estratégica entre la Unión Europea y la OTAN, que tantas veces coinciden en los teatros de operaciones.
El continuo proceso de transformación de nuestras Fuerzas Armadas ha de estar en consonancia con el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN. Deben estar preparadas para poder ayudar a promover la seguridad común junto a nuestros socios, allá donde se requiera.
En este marco y en estas fechas tan entrañables, deseo enviar una felicitación muy especial a todos los miembros de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil, que se encuentran cumpliendo su misión fuera de nuestras fronteras y alejados de sus familias.
Como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas quiero expresarles de nuevo mi mayor reconocimiento y apoyo por su excelente labor.
Para concluir os reitero, junto a mi Familia, los mejores deseos de paz y prosperidad para este Año Nuevo 2011. Con mi gratitud por vuestras continuas muestras de afecto y de lealtad a la Corona, os aliento a seguir trabajando con profundo orgullo y probada ilusión en la más alta y noble de todas las labores: el servicio y la entrega a nuestra gran Nación.
¡Viva España!
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