sábado, 16 de marzo de 2013

Al Servicio de Dios y de las Almas




Entre las muchas tradiciones de los pontífices romanos se cuenta la de elegir un escudo que simbolice su persona y, en algunos casos, un lema que hable de la línea maestra de lo que desea sea su pontificado. Desde Inocencio III los papas usan escudos de armas. Los dos últimos papas han sido muy distintos, y diferente también fue su criterio para elegir su blasón. Desde la muerte del Arzobispo Bruno Heim, uno de los prelados más dedicados a la heráldica papal y que diseñó los escudos de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, es el Cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezzemolo, que no ha sido elector en el último cónclave, debido a su edad, el más conocido prelado amante y conocedor de la heráldica. En 2005, sin ser aún cardenal sino Arzobispo y Nuncio Apostólico, diseñó el escudo de Benedicto XVI. El escudo  sorprendió a propios y extraños por haber utilizado una mitra de modernas formas sobre las armas papales en vez de la tradicional tiara pontificia. Incluyó también un símbolo nuevo en la heráldica papal: el pallium, el palio petrino, insignia típica del Soberano Pontífice que aparece frecuentemente en retratos de antiguos papas y que simboliza no sólo su jurisdicción sino también su colegialidad y hermandad con los Arzobispos Metropolitanos.

El cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora Su Santidad el Papa Francisco I, tiene en el centro del campo de azur de sus armas cardenalicias un sol de oro cargado con las letras IHS, simbología plenamente jesuítica, como corresponde a quien pertenece a la Compañía de Jesús, además de tres clavos alusivos sin duda a los de Cristo. También lleva una estrella de plata de cinco puntas, símbolo mariano, y un racimo de uvas. Y como lema las palabras “Miserando Atque Eligendo”. Es sabido que Juan Pablo II tomó el famoso lema “Totus Tuus”, que expresaba su consagración a la Virgen María y la veneración a San Luis María Grignion de Montfort en cuyo libro “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen” figuran esas palabras. Sin embargo Benedicto XVI no eligió moto alguno,  como significando apertura a todos los ideales derivados de la Fe, la Esperanza y la Caridad, como señaló en su día el citado Andrea Cordero Lanza di Montezzemolo, quien por cierto tiene un hermano en el país del nuevo Papa, Argentina: el marqués Manfredo Cordero Lanza di Montezzemolo, Caballero de Honor y Devoción en Obediencia de la Soberana Orden Militar de Malta.

El lema del escudo del cardenal Bergoglio hace referencia a la elección de San Mateo, cuando Nuestro Señor Jesucristo señaló al publicano con misericordia y eligiéndolo (miserando atque eligendo) y le dijo “sígueme”. Es pues la manifestación de una vocación, de la vocación a servir a Dios y a las almas. No sabemos qué escudo y qué lema elegirá el nuevo Papa. Esperemos pues, expectantes, las nuevas armas papales que imaginamos llevarán las llaves de San Pedro, dispuestas en cruz de San Andrés. El resto está por ver.

Amadeo Rey y Cabieses
Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Monárquica Europea
Doctor en Historia

Publicado en La Razón del 15-03-2013

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