El 21 de abril de 1992, dos días antes de celebrarse la festividad de San Jorge, Patrón de la Santa Rusia, falleció repentinamente en Miamo (EE.UU.), mientras daba una conferencia de prensa, S.A.I. el Gran Duque Vladimir de Rusia, quien durante 54 años, desde el fallecimiento de su padre el Gran Duque Cirilo el 13 de octubre de 1938 en el hospital norteamericano de Neuilly, había ostentado con gran dignidad la Jefatura de la Casa Imperial rusa.
El cuerpo sin vida del Gran Duque, primo en 6º grado de S.A.R. Don Juan Conde de Barcelona, dado que las madres de ambos eran primas hermanas, fue trasladado a París, donde permaneció en la iglesia ortodoxa de la capital francesa hasta su traslado definitivo el día 29 a San Petersburgo, la antigua capital imperial de Rusia, que había visitado por ves primera en noviembre de 1991, durante las fiestas organizadas con motivo de la restauración del nombre original de la ciudad que durante el regimen comunista había sido denominada Leningrado.
La multitudinaria ceremonia religiosa celebrada en la catedral de San Isaac fue oficiada por el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa S.S. Alexis II y presidida por S.A.I. la Gran Duquesa María y el nuevo Zarevich Jorge.
La Familia Imperial contó con la presencia de cientos de aristócratas rusos exiliados a raíz de la revolución, a los que se unieron representantes de la Iglesia, la cultura y, lo más importante, miles de ciudadanos, según los cálculos oficiales de la alcaldía de San Petersburgo.
El féretro del Gran Duque Vladimir fue cubierto con la bandera tricolor zarista, que es la oficial en este momento en Rusia, a la que se añadió bordada el águila bicéfala, símbolo del imperio y de la dinastía.
Tras la ceremonia fúnebre, que duró cuatro horas, los restos de Vladimir Romanov fueron trasladados en un cortejo fúnebre que recorrió las principales calles de la antigua capital imperial, a la iglesia de San Nicolás, en cuya cripta permaneció cuarenta días hasta su inhumacioón en la Fortaleza de Pedro y Pablo, aunque las autoridades de San Petersburgo no autorizaron el enterramiento del último de los Romanov junto a la tumba de los antiguos zares por no haber sido coronado.
Hallados los restos restos de los últimos Zares y sus hijos en Ekaterimburgo
Según una información publicada el día 10 de mayo de 1992 en el rotativo inglés THE SUNDAY TIMES, los restos mortales del Zar Nicolás II y de su familia fueron localizados en un bosque cercano a la localidad de Ekaterimburgo, ciudad en la que fueron asesinados.
Las pruebas forenses indicaban que los siete cadáveres localizados por un grupo de arqueólogos rusos correspondían al Zar Nicolás, a su esposa y a sus cinco hijos. Las excavaciones comenzaron el año anterior y fueron ordenadas por el entonces Presidente Yeltsin, el mismo que, ironías del destino, ordenó en 1977 la destrucción de la casa del ingeniero Ipatiev, que serviría de prisión a la Familia Imperial desde el 2 de mayo de 1918 y en la que fue masacrada, convirtiéndose en centro de peregrinaje.
El descubrimiento de los cadáveres viene a confirmar las conclusiones elaboradas por el Juez de Instrucción Nicolás Sokolov, quien en 1919 había reconstruido los hechos acaecidos en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918, fecha en la que la totalidad de la Familia Imperial fue asesinada por los chekistas de Yorovski, "puesto que la revolución va a perecer", decía el papel que Yurovski les leyó antes de dispararles a quemarropa, "vosotros perecereis con ella".
Con las pruebas y conclusiones aportadas en aquel momento, se despejó uno de los episodios más sangrientos e inútiles de la historia rusa. El que las autoridades soviéticas negaran la evidencia y nunca se reconociera públicamente el asesinato de la Familia Imperial, dio pábulo a que se especulara sobre la salvación de la Gran Duquesa Anastasia, cuya identidad fue reclamada insistentemente por Ana Anderson, pretensión que un tribunal de Hamburgo no reconoció y que se demostró entonces completamente falsa, si es que alguien aún la creía cierta. De igual manera que Alex Brimeyer, alias Alexis de Anjou Bourbon-Condé Romanov-Dolgoruky, se hacía pasa por el bisnieto del último Zar al pretender descender de la Gran Duquesa María. De las andanzas de este impostor ya dimos cumplida cuenta en sendos artículos.
Tres cuartos de siglo son muchos años. Nada de lo ocurrido puede ser modificado. Pero reconocer los errores del pasado puede ser una garantía de no cometerlos en el futuro. Nicolás II, último Zar de todas las Rusias, canonizado por la Iglesia Ortodoxa, debe de descansar en el lugar que le corresponde, en el panteón de los Romanov, en la Fortaleza de Pedro y Pablo, junto con su familia.
El cuerpo sin vida del Gran Duque, primo en 6º grado de S.A.R. Don Juan Conde de Barcelona, dado que las madres de ambos eran primas hermanas, fue trasladado a París, donde permaneció en la iglesia ortodoxa de la capital francesa hasta su traslado definitivo el día 29 a San Petersburgo, la antigua capital imperial de Rusia, que había visitado por ves primera en noviembre de 1991, durante las fiestas organizadas con motivo de la restauración del nombre original de la ciudad que durante el regimen comunista había sido denominada Leningrado.
La multitudinaria ceremonia religiosa celebrada en la catedral de San Isaac fue oficiada por el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa S.S. Alexis II y presidida por S.A.I. la Gran Duquesa María y el nuevo Zarevich Jorge.
La Familia Imperial contó con la presencia de cientos de aristócratas rusos exiliados a raíz de la revolución, a los que se unieron representantes de la Iglesia, la cultura y, lo más importante, miles de ciudadanos, según los cálculos oficiales de la alcaldía de San Petersburgo.
El féretro del Gran Duque Vladimir fue cubierto con la bandera tricolor zarista, que es la oficial en este momento en Rusia, a la que se añadió bordada el águila bicéfala, símbolo del imperio y de la dinastía.
Tras la ceremonia fúnebre, que duró cuatro horas, los restos de Vladimir Romanov fueron trasladados en un cortejo fúnebre que recorrió las principales calles de la antigua capital imperial, a la iglesia de San Nicolás, en cuya cripta permaneció cuarenta días hasta su inhumacioón en la Fortaleza de Pedro y Pablo, aunque las autoridades de San Petersburgo no autorizaron el enterramiento del último de los Romanov junto a la tumba de los antiguos zares por no haber sido coronado.
Hallados los restos restos de los últimos Zares y sus hijos en Ekaterimburgo
Según una información publicada el día 10 de mayo de 1992 en el rotativo inglés THE SUNDAY TIMES, los restos mortales del Zar Nicolás II y de su familia fueron localizados en un bosque cercano a la localidad de Ekaterimburgo, ciudad en la que fueron asesinados.
Las pruebas forenses indicaban que los siete cadáveres localizados por un grupo de arqueólogos rusos correspondían al Zar Nicolás, a su esposa y a sus cinco hijos. Las excavaciones comenzaron el año anterior y fueron ordenadas por el entonces Presidente Yeltsin, el mismo que, ironías del destino, ordenó en 1977 la destrucción de la casa del ingeniero Ipatiev, que serviría de prisión a la Familia Imperial desde el 2 de mayo de 1918 y en la que fue masacrada, convirtiéndose en centro de peregrinaje.
El descubrimiento de los cadáveres viene a confirmar las conclusiones elaboradas por el Juez de Instrucción Nicolás Sokolov, quien en 1919 había reconstruido los hechos acaecidos en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918, fecha en la que la totalidad de la Familia Imperial fue asesinada por los chekistas de Yorovski, "puesto que la revolución va a perecer", decía el papel que Yurovski les leyó antes de dispararles a quemarropa, "vosotros perecereis con ella".
Con las pruebas y conclusiones aportadas en aquel momento, se despejó uno de los episodios más sangrientos e inútiles de la historia rusa. El que las autoridades soviéticas negaran la evidencia y nunca se reconociera públicamente el asesinato de la Familia Imperial, dio pábulo a que se especulara sobre la salvación de la Gran Duquesa Anastasia, cuya identidad fue reclamada insistentemente por Ana Anderson, pretensión que un tribunal de Hamburgo no reconoció y que se demostró entonces completamente falsa, si es que alguien aún la creía cierta. De igual manera que Alex Brimeyer, alias Alexis de Anjou Bourbon-Condé Romanov-Dolgoruky, se hacía pasa por el bisnieto del último Zar al pretender descender de la Gran Duquesa María. De las andanzas de este impostor ya dimos cumplida cuenta en sendos artículos.
Tres cuartos de siglo son muchos años. Nada de lo ocurrido puede ser modificado. Pero reconocer los errores del pasado puede ser una garantía de no cometerlos en el futuro. Nicolás II, último Zar de todas las Rusias, canonizado por la Iglesia Ortodoxa, debe de descansar en el lugar que le corresponde, en el panteón de los Romanov, en la Fortaleza de Pedro y Pablo, junto con su familia.
Publicado en Monarquía Europea Nº 4 - Año II - Abril-Junio 1992
3 comentarios:
Excelente pagina, aún no conocía este Blog que me resulta muy importante para extender los ideales monárquicos. Con respeto al Duque, Dios lo guarde y descanse en paz, que alguna vez Dios permita que los Zares vuelvan al lugar donde corresponden.Nosotros acá en Argentina lamentablemente estamos volviendo a que reine el comunismo!!!Auqne no lo crean esto se pone cada vez más preocupante.
Un pedido: soy portavos en Argentina del reino de Epiro, el Administrador podia contactarse conmigo, quisiera que conozca mi blog y crear de este modo lazos de amistad en tre este Blog y La Casa Real de Epiro, legitimamente reconocida como casa real por las potencias mundiales en su oportunidad y que lucha por extender su cultura, su historia y por supuesto la labores del Regente S. Alteza Principe Davide Pozzi di Santa Sofía.
pagina weB: www.epiro.too.it
Saludos Atentamente
S.E. Ramiro Pablo Alvarez del Río
Enviado Plenipotenciario Casa De Epiro
Gracias, creemos que la nuestra es una actividad muy importante. Este blog está conectado con Monarquía Europea (véase enlace), que hace de blog principal.
Estudiaremos la información sobre Epiro. Desconocíamos que existiera tal reino.
La situación en Argentina nos consta y es evidente la deriva que está tomando el país desde hace años, con los Kirchner al frente, una situación causada ya durante el último mandato del presidente anterior.
Estimados Señores:
Les agradezco la respuesta, es muy gratificante recibir de una asociación como la de ustedes. En Argentina estos tipos de manifestaciones monárquicas no existen o bien si las hay no son muy prolíferas.
Ustedes diran si necesitan el material correspondiente y documentos oficiales para la constatación de Reino de Epiro, gustosamente se los proporcionaré.
También quisiera saber si se podria colocar la dirección de este prestigioso blog en la página oficial del Reino de Epiro.
Sin más y a la espera de vuestra respuesta.
Salúdole Atentamente.
Prof. Ramiro Pablo Alvarez del Río
Delegado Regio Regno Epirus
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