Carlos, duque de Württemberg, ostenta la jefatura de esta casa real alemana tras la renuncia a la sucesión de su hermano mayor para casarse con la baronesa Adelheid von und zu Bodman.
S.A.R. Carlos Duque de Württemberg |
Los Württemberg, condes
desde 1143, alcanzaron el título ducal en 1495 tras la Dieta de Worms
gracias al emperador Maximiliano I, que elevó a duque al conde Eberardo
de Württemberg. El duque Ulrich abrazó la Reforma protestante, pero en
el siglo XVIII se extinguió su rama, lo que supuso que un católico,
Carlos Alejandro, sucediera en la corona ducal. La dinastía fue fiel al
Papa hasta el duque Federico III en 1797. Gracias a Napoleón se
convirtió en príncipe elector en 1803 y en rey en 1806 con el nombre de
Federico I. Encargó las joyas de la corona, que se pueden ver en el
Museo del Estado de Württemberg. Casó primero con la duquesa Augusta de
Brunswick-Wolfenbüttel, que le dio varios hijos, y luego, con Carlota,
hija del Jorge III de Inglaterra, con la que no tuvo descendencia. Las
princesas de la Casa realizaron brillantes enlaces. Sofía Dorotea, mujer
de Pablo I de Rusia, fue madre de los zares Alejandro I y Nicolás I.
Sofía, hija del rey Guillermo I de Württemberg y de la gran duquesa
Catalina Pavlovna de Rusia, casó con quien luego sería rey Guillermo III
de los Países Bajos. Pauline con Guillermo, duque de Nassau, siendo
madre del gran duque Adolfo de Luxemburgo y de la reina Sofía de Suecia,
esposa de Oscar II. Otra Pauline de Württemberg, hija del rey Guillermo
II, fue esposa de Guillermo Federico, príncipe de Wied. Antonieta casó
con Ernesto I, duque de Sajonia-Coburgo-Gotha. Catalina, al contraer
matrimonio con Jerónimo Bonaparte, hermano de Napoleón I –y tronco de
los actuales príncipes Napoleón–, se convirtió en reina de Westfalia
llevando a la familia imperial francesa sangre de la realeza alemana.
María Teresa casó con el actual Conde de París, y tras divorciarse
recibió de su suegro el título de duquesa de Montpensier, de familiar
memoria para los españoles.
Matrimonio desigual
De
una rama morganática del linaje fue el príncipe Guillermo de Urach,
conde de Württemberg y segundo duque de Urach, elegido el 11 de julio de
1918 rey de Lituania con el nombre de Mindaugas II, aunque nunca llegó a
reinar debido a la oposición de Alemania. Casó con sendas princesas de
Baviera, Amelia y Wiltrud, y dejó amplia descendencia. Era hijo de
Guillermo, conde de Württemberg y primer duque de Urach –convertido al
catolicismo tras fallecer su primera esposa, Teodolinda de Beauharnais,
princesa de Leuchtenberg–, y de la segunda esposa de éste, la princesa
Florestina de Mónaco, varias veces regente de Mónaco e hija de Florestán
I. Esta rama surge del matrimonio desigual del abuelo del rey de
Lituania, el duque Guillermo de Württemberg, con la baronesa Guillermina
de Tunderfeldt-Rhodis. De otra rama morganática de los Württemberg, la
de los duques de Teck, procedía Mary, reina de Inglaterra por su
casamiento con Jorge V y famosa por su afición a las joyas. Guillermo II
de Württemberg fue el último soberano alemán en abdicar en 1918. El
actual jefe de la casa real es Carlos, duque de Württemberg, que –por
extinción o matrimonios morganáticos de otras ramas de su familia–
recibió la herencia de esta casa real. Su hermano mayor, Luis, renunció a
la sucesión al casar con la baronesa Adelheid von und zu Bodman.
Pertenecen a la rama católica de la casa, son hijos de Felipe, duque de
Württemberg –gran benefactor de la Universidad de Tubinga y de escuelas
de Stuttgart y Hochheim– y de su segunda esposa, la archiduquesa Rosa de
Austria-Toscana, y nietos de Alberto y de la archiduquesa Margarita de
Austria.
Toisón de Oro
Su rama se origina en
Alejandro Federico de Württemberg, hermano del rey Federico I y de la
emperatriz María Feodorovna de Rusia, la citada Sofía Dorotea, esposa de
Pablo I. Carlos, caballero de la rama austríaca de la Orden del Toisón
de Oro, empresario, propietario de bosques y bodegas vinícolas, es una
persona de gran conciencia social, benefactor de fundaciones dedicadas a
la juventud desempleada y presidente de una clínica para niños con
cáncer en la Selva Negra. Hace años conocí en un baile benéfico de la
Orden de Malta a la actual duquesa de Württemberg, la princesa Diana de
Orléans, hija de los condes de París. Había ido a apoyar con su
presencia las labores de esa humanitaria institución católica.
Desprendía cierto «allure», mezcla de su condición principesca y del
halo de artista que le rodea. Escultora, pintora, mecenas de jóvenes
artistas, pero también cabeza de «Les Enfants de la Vie», ocupada en
luchar contra enfermedades infantiles. Los Württemberg, que poseen una
casa en Mallorca, tienen cuatro hijos y dos hijas, la menor de las
cuales, la duquesa Fleur, es ahijada de Don Juan Carlos. El heredero, el
duque Federico, está casado con la princesa Guillermina María zu Wied y
viven en el castillo de Friedrichshafen. Del resto, dos están casados
también con miembros del Gotha: Matilde, con el conde heredero Erich von
Waldburg zu Zeil und Trauchburg, y Felipe, con la princesa María
Carolina de Baviera.
Carlos y Diana, mecenas solidarios
El
duque de Württemberg y su esposa, que pertenecen a la rama católica de
la dinastía, son conocidos por su espíritu benefactor en diversas
causas. Son, además, amigos personales del Rey
Las otras «joyas» de la corona
Los
duques de Württemberg viven en su palacio de Altshausen, entre
Ravensburg y Saulgau. Antes habitaron el de Friedrichshafen, a orillas
del lago Constanza, otra de las joyas arquitectónicas de la dinastía. La
antigua corte wurtemburguesa estaba en el viejo castillo de Stuttgart,
hoy sede de un Museo de la Dinastía. No olvidemos el castillo de
Solitude, que fue su mansión veraniega y ahora alberga una academia para
jóvenes artistas, ni el magnífico castillo de Ludwigsburg, con su
antiguo teatro, y sus palacetes anexos de Favorite y Monrepos.
Amadeo Rey es doctor en historia y
miembro de la Junta Directiva de la Asociación Monárquica Europea
Publicado en La Razón