jueves, 29 de diciembre de 2011

La monarquía británica, la más transparente de las coronas europeas

Por primera vez en la historia de la monarquía española, la Casa Real ha publicado cómo se reparte el dinero que el rey Juan Carlos recibe anualmente a cargo de los Presupuestos Generales del Estado. Pero, ¿qué sucede con otras monarquías europeas? La británica lidera el ranking de las más transparentes, mientras que la belga se encuentra entre las más opacas.

Vídeo: Atlas


Cualquier ciudadano puede consultar todos los detalles de los gastos de la Reina Isabel II, que es la monarca que más gana, aunque no tiene salario. En internet, más de 150 páginas están a disposición de los británicos para conocer hasta el dinero que se gasta la reina en peluquería.

Datos que el ciudadano puede conocer y el gobierno vetar. Porque además del control civil, esos 48 millones de euros que recibe la Casa Real británica de fondos públicos son objeto de escrutinio en el Parlamento del país.

Cambio de colchones y edredones

La transparencia es abrumadora. Así se sabe que Isabel II va en vuelos chárter, aunque sea para ir de visita oficial, que en el palacio de Buckingham este año se han cambiado 14 colchones y 25 edredones, que ha hecho 700.000 llamadas de teléfono y recibido 400.000.
Por otra parte, la reina británica es una de las habituales de la lista Forbes con sus 500 millones de fortuna personal y 7.000 en propiedades.

La transparencia real británica choca con la de la corona belga, que dispone de 13 millones de euros sin ninguna forma de control. Las monarquías noruega, holandesa y danesa también hacen públicas sus cuentas a través de internet.

El otro rey del mundo

Aunque carece de corona, también son públicas las cuentas de otro de los reyes del mundo: el presidente de EEUU. Barack Obama gana 400.000 dólares anuales (más de 309.000 euros), y además recibe 50.000 dólares (más de 38.500 euros) para gastos de representación. Esta última cantidad, que no incluye seguridad, viajes o gastos de Estado, queda exenta de pagar impuestos.

El presidente debe reembolsar al erario todos sus gastos personales como, por ejemplo, los de vacaciones (exceptuando el uso del avión presidencial 'Air Force One', que entra en los gastos de seguridad).

Sin embargo, si la primera dama utiliza para sus vacaciones un avión oficial, como hizo cuando viajó a España con su hija, tiene que reembolsar los gastos, que equivaldrían al precio de un billete económico para esa ruta.


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