martes, 19 de agosto de 2008

In Memoriam: S.M. Balduino I, Rey de los Belgas

Publicamos aquí dos artículos de un gran conocedor del Rey Balduino de Bélgica y que fue un buen amigo de la asociación. Ambos textos dan un resumen de la vida y de la obra de este gran Rey que fue Don Balduino I. Oportunamente se añadirán más fotografías.

UN REY EJEMPLAR:
SU MAJESTAD BALDUINO I, REY DE LOS BELGAS


Por Nicolás Escoriaza
Vizconde de Escoriaza



El anterior Rey de Bélgica fue uno de los monarcas modernos que más destacó por su integridad y su coraje frente a los retos del tiempo actual. Este artículo tiene el propósito de enaltecer Su Real Persona y de tributar un profundo homenaje de respeto y admiración.


El Reino de Bélgica es una nación jóven, pues no consiguió su independencia hasta 1830. De 1815 a 1830, estuvo dominada por Guillermo de Orange-Nassau, y es en este último año cuando se emancipa totalmente de la tutela holandesa.

El 12 de Octubre de 1930, la Comisión que redactó la Constitución belga, se pronuncia en favor de la Monarquía por ocho votos contra uno, y el Congreso Nacional decretó el 22 de Noviembre de ese año con 174 votos contra 13 que la forma de gobierno sería la Monarquía.

S.M. Balduino I es el quinto de los Reyes de Bélgica. Nace el 7 de septiembre de 1930 en el Castillo de Stuyvenberg, situado en los alrededores de Bruselas, y es bautizado el 12 de Octubre de 1930 en la Iglesia de Saint Jacques. Nada más nacer, se le concede el título de Conde de Hainaut. Con independencia de ello, es preciso reseñar que el Rey de Bélgica siempre ostenta por derecho propio el título de Duque de Brabante.

El escritor Jo Gerardo, un especialista en temas monárquicos, afirma que era un niño completamente feliz, vivo, observador, lleno de imaginación. Ama el mar, los bosuqes, el sol y, por encima de todo, a su madre. Tenía una mirada limpia y pura, vivo reflejo de su alma.

En cuanto a sus estudios, le asignaron primeramente una gobernanta holandesa y, con posterioridad, una señora llamada Mademoiselle Berger, para enseñarle a leer y escribir. En el piso segundo del chalet del Palacio de Laeken solía reunirse con tres chicos de su misma edad para estudiar juntos.

De 1940 a 1944, en plena Guerra Mundial, cursó estudios en Leaken y Ciergnon en las Ardenas, y de 1945 a 1950 en un Colegio de Ginebra.

El 29 de Agosto de 1935, a los cuatro años, tuvo la desgracia de perder a su madre, la Reina Astrid, a consecuencia de un accidente de tráfico. La Reina Astrid era muy querida por el pueblo belga por sus grandes virtudes y cualidades humanas y por su gran simpatía y sencillez.

Pero las desgracias no vienen solas, y a los cuatro años de ese trágico suceso estalla la II Guerra Mundial. La Familia Real fue encerrada en la fortaleza alemana de Hirschstein hasta que fue puesta en libertad por las fuerzas aliadas.

El 11 de Agosto de 1950, el Rey Leopoldo II delega los poderes en su hijo Balduino, y éste, a los 20 años de edad, es proclamado Rey el 17 de julio de 1951 y, por consiguiente, se convierte en el Monarca más jóven de Europa. Su primera y triunfal entrada fue en el puerto de Amberes, del que diría que abre una puerta sobre el océano.

Nada más tomar posesión del Reinado, despliega una actividad incesante en el cumplimiento de sus funciones. Celebra numerosas audiencias, conferencia constantemente con los ministros, estudia minuciosamente los informes y decisiones que le someten, visita los aeródromos, la escuela de blindados de Flawine, se desplaza a Malinas con ocasión del jubileo del Cardenal Van Roey, asiste a las exposiciones y sesiones académicas, y a lo largo de su Reinado, viaja a más de cincuenta países.

Los años siguientes a su entronización, vinieron marcados por graves problemas a los que supo enfrentarse con firmeza y valentía.

La lucha escolar ante la reducción de las subvenciones a la enseñanza católica en el año 1955, el acuerdo con Alemania sobre los problemas fronterizos derivados de las dos guerras mundiales en 1956, la independencia del Congo belga en 1960, las huelgas de 1960-61 y el enfrentamiento entre flamencos y valones, han constituido duras pruebas ante las que el Soberano ha reaccionado siempre con una gran eficacia y serenidad y una clara visión de sus funciones constitucionales: aconsejar, advertir y animar desde la moderación y la solidaridad qye ha demostrado siempre al gobierno y al pueblo belgas.

En mayo a junio de 1955 realizó un viaje oficial al Congo belga, en el que suscitó el entusiasmo de los congoleses que le pusieron el sobrenombre de "Bwana Kitoko" (el jefe Guapo).
En 1959 realizó otro viaje oficial al Congo, preocupado como estaba por la situación de independencia que ya se vislumbraba y con objeto de comprobar sobre el terreno la situación real de ese territorio.

La independencia del Congo se concedió en junio de 1960, pero antes, para tratar este tema, se celebró en Bruselas en el mes de febrero del mismo año una Mesa Redonda en la que participaron S.M. el Rey Balduino I, por parte belga los señores Albert Lilar y el jefe del gobierno Gastón Eykens, y por parte congolesa el presidente del Partido Nacional del Progreso Paul Bolya y los señores Tsohmbe y Lumumba.

El 21 de febrero de 1960, el Rey declaró en su intervención que sus pensamientos en esos momentos se dirigían al Rey Leopoldo II quien fundó el Estado del Congo hace ochenta años y no por conquista sino por una serie de tratados firmados pacíficamente entre el Rey y los Jefes tribales y que gracias a dichos tratados se introdujeron por los belgas la seguridad, las paz y todos los elementos de prosperidad en el corazón de Africa, un territorio que se desenvuelve con una administración constituida, grandes ciudades, ferrocarriles, carreteras, aeródromos, hospitales, escuelas, una élite intelectual, una moneda, industrias, una agricultura considerablemente desarrollada y un nivel de vida que muchos envidian.

Tras la concesión de la independencia, surgieron algunos incidentes, pero por la serenidad y valentía de S.M. el Rey Balduino se consiguió la total pacificación del territorio. En 1970, en compañía de la Reina Fabiola, fue recibido triunfalmente por el presidente Mobutu.

Fue también en ese mismo año 1960 cuando el Rey Balduino se casó con la hija de los Condes de Mora, Fabiola de Mora y Aragón, teniendo lugar la ceremonia civil en el Palacio Real y la religiosa en la Iglesia de San Gudul.

Pero la imagen del Rey Balduino I no sería completa si no aludiéramos a sus actuaciones en defensa de la familia y la vida humana. En 1987 se opuso a la ley del aborto e impidió que se pusiera en práctica. En dicho año aprovechó la tribuna del Parlamento Europeo para reafirmar sus convicciones religiosas y morales. Manifestó en esa ocasión que hay que defender a la familia, y para ello es preciso resucitar todos los valores morales que la han mantenido fuerte y consistente durante dos mil años.

Pero en 1991 no pudo impedir la aprobación de la citada ley, pero para salvar su conciencia y al amparo del artículo 82 de la Constitución abdicó de sus derechos reales durante un plazo de cuarenta y ocho horas para no tener que firmar la misma, por losque el Consejo de Ministros, constituido en Consejo de Regencia, la refrendó, siendo presidente del Gobierno del sr. Martens.

El Rey y la Reina forman una pareja feliz. Nunca se ha visto un matrimonio tan enamorado. Por las mañanas, sobre las nueve, S.M. acude al Palacio Real de Bruselas y la dedica a celebrar audiencias señaladas. Por las tardes se consagra al estudio de los diversos expedientes que le son presentados.

Determinados días al mes recorre el país para comprobar sobre el terreno la situación del mismo. En algunos viajes le acompaña la Reina, aunque ésta no dispone de mucho tiempo al estar totalmente dedicada a obras de caridad y de protección a la infancia.

Durante más de treinta años, este matrimonio tan conpenetrado y unido ha reforzado la imagen de la Monarquía belga. Discreción, estabilidad, fortaleza y solidaridad caracterizan a los Monarcas y su Reinado. Para la mayoría de los belgas, los Reyes Balduino y Fabiola son los más amados y respetados de la historia de su país.

Cada vez que sucede una catástrofe, los Reyes se unen a sus súbditos afectados, biens ea el incendio de un almacen o el descarrilamiento ferroviario. Se aprecia entonces hasta qué punto el pueblo belga considera a la Pareja Real como su punto de apoyo que comparte con ellos la desgracia o la desesperanza.

Como mediador de los ciudadanos que se dirigen a él, el rey interviene ante la Administración pública para agilizar los trámites.
La insolidaridad y la falta de tolerancia son temas que le preocupan especialmente. "El nivel del pueblo", ha dicho el rey, "además de los progresos técnicos y la calidad de vida, se forja sobre todo en la prueba diaria de la solidaridad humana." La firmeza de sus convicciones católicas inspiran el sentido humano y entrañable de la personalidad de ambos Monarcas.

Su gran preocupación es mantener la unión entre los belgas. En el orden económico, otro de sus grandes deseos es transformar el Estado de unitario a regionalista, y en el orden cultural, conceder más independencia a valones y flamencos.

Se dice que el rey Balduino tiene un gran don de gentes, atrae en seguida por su sonrisa constante y bondadosa. En lo físico y en lo moral se parece mucho a su abuelo Alberto.

Ha quedado trazada a grandes rasgos la personalidad de un gran Rey, de un Rey ejemplar. Quiera Dios concederle una larga vida para gloria de Bélgica y de todos los países que deseen imitar su heróica y noble actitud.

(Conferencia dada por el Excmo. Sr. Vizconde de Escoriaza el 24-02-1994 en la Cava Real en Madrid dentro del programa de Cenas Monárquicas de la AME)

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HA MUERTO OTRO GRAN REY:
SU MAJESTAD BALDUINO I, REY DE LOS BELGAS


Por Nicolás Escoriaza
Vizconde de Escoriaza



El 31 de julio falleció S.M. Balduino I, Rey de los Belgas, uno de los monarcas modernos que más ha destacado por su integridad y su coraje frente a los retos del tiempo actual. Este artículo tiene el propósito de enaltecer el recuerdo de su Real Persona y de tributar un profundo homenaje de respeto y admiración.

S.M. Balduino I era el quinto de los Reyes de Bélgica. Nació el 7 de septiembre de 1930 en el Castillo de Stuyvenberg, situado en los alrededores de Bruselas, y fue bautizado el 12 de Octubre de 1930 en la Iglesia de Saint Jacques.

El escritor Jo Gerardo, un especialista en temas monárquicos, afirma que era un niño completamente feliz, vivo, observador, lleno de imaginación. Amaba el mar, los bosques, el sol y, por encima de todo, a su madre. Tenía una mirada limpia y pura, vivo reflejo de su alma.

De 1940 a 1944, en plena Guerra Mundial, cursó estudios en Laeken y Ciergnon en las Ardenas, y de 1945 a 1950 en un Colegio de Ginebra.

El 29 de Agosto de 1935, a los cuatro años, tuvo la desgracia de perder a su madre, la Reina Astrid, a consecuencia de un accidente de tráfico. La Reina Astrid era muy querida por el pueblo belga por sus grandes virtudes y cualidades humanas y por su gran simpatía y sencillez.

Pero las desgracias no vienen solas, y a los cuatro años de ese trágico suceso estalla la II Guerra Mundial. La Familia Real fue encerrada en la fortaleza alemana de Hirschstein hasta que fue puesta en libertad por las fuerzas aliadas.

El 11 de Agosto de 1950, el Rey Leopoldo II delega los poderes en su hijo Balduino, y éste, a los 20 años de edad, es proclamado Rey el 17 de julio de 1951 y, por consiguiente, se convierte en el Monarca más jóven de Europa. Su primera y triunfal entrada fue en el puerto de Amberes, del que diría que abre una puerta sobre el océano.

Nada más tomar posesión del Reinado, despliega una actividad incesante en el cumplimiento de sus funciones. Celebra numerosas audiencias, conferencia constantemente con los ministros, estudia minuciosamente los informes y decisiones que le someten, visita los aeródromos, la escuela de blindados de Flawine, se desplaza a Malinas con ocasión del jubileo del Cardenal Van Roey, asiste a las exposiciones y sesiones académicas, y a lo largo de su Reinado, viaja a más de cincuenta países.

Los años siguientes a su entronización, vinieron marcados por graves problemas a los que supo enfrentarse con firmeza y valentía.

La lucha escolar ante la reducción de las subvenciones a la enseñanza católica en el año 1955, el acuerdo con Alemania sobre los problemas fronterizos derivados de las dos guerras mundiales en 1956, la independencia del Congo belga en 1960, las huelgas de 1960-61 y el enfrentamiento entre flamencos y valones, constituían duras pruebas ante las que el Soberano había reaccionado siempre con una gran eficacia y serenidad y una clara visión de sus funciones constitucionales: aconsejar, advertir y animar desde la moderación y la solidaridad que ha demostrado siempre al gobierno y al pueblo belgas.

Fue también en 1960 cuando el Rey Balduino se casó con la hija de los Condes de Mora, Fabiola de Mora y Aragón, teniendo lugar la ceremonia civil en el Palacio Real y la religiosa en la Iglesia de San Gudul.

Pero la imagen del Rey Balduino I no sería completa si no aludiéramos a sus actuaciones en defensa de la familia y la vida humana. En 1987 se opuso a la ley del aborto e impidió que se pusiera en práctica. En dicho año aprovechó la tribuna del Parlamento Europeo para reafirmar sus convicciones religiosas y morales. Manifestó en esa ocasión que "hay que defender a la familia, y para ello es preciso resucitar todos los valores morales que la han mantenido fuerte y consistente durante dos mil años".

Sin embargo, en 1991 no pudo impedir la aprobación de la citada ley, pero para salvar su conciencia y al amparo del artículo 82 de la Constitución abdicó de sus derechos reales durante un plazo de cuarenta y ocho horas para no tener que firmar la misma, por lo que el Consejo de Ministros, constituido en Consejo de Regencia, la refrendó, siendo presidente del Gobierno del sr. Martens.

El Rey y la Reina formban una pareja feliz. Nunca se ha visto un matrimonio tan enamorado. Durante más de treinta años, este matrimonio tan compenetrado y unido ha reforzado la imagen de la Monarquía belga. Discreción, estabilidad, fortaleza y solidaridad caracterizaban a los Monarcas y su Reinado. Para la mayoría de los belgas, los Reyes Balduino y Fabiola han sido los más amados y respetados de la historia de su país.

Su gran preocupación era mantener la unión entre los belgas. En el orden económico, otro de sus grandes deseos fue transformar el Estado de unitario en regionalista, y en el orden cultural, conceder más independencia a valones y flamencos.

Se dice que el Rey Balduino tenía un gran don de gentes, atraía enseguida por su sonrisa constante y bondadosa. En lo físico y en lo moral se parecía mucho a su abuelo Alberto.

La AME desea a su hermano y sucesor, S.M. el Rey Alberto II que sepa seguir el gran ejemplo de S.M. Balduino I y que consiga mantener unido a este Reino a pesar de los intereses separatistas de ciertos círculos políticos.

Publicado en Monarquía Europea Nº 7/8 - Año III - Octubre de 1993

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