Estos artículos se publicaron en Monarquía Europea Nº 2 en septiembre de 1991, justo después del cambio político en los países del este de Europa y con anterioridad a la Guerra de Yugoslavia, que fue consecuencia y también origen de la división de los Balcanes en los estados que conocemos hoy: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegóvina, Serbia, Montenegro, Macedonia y ahora también Kosovo.
Esta documentación adquiere cierto interés al presentarnos la situación de entonces, tan diferente y con menos estados que uno se podía imaginar en 1991. Uno de ellos, Eslovenia, forma ahora parte de la Unión Europea, y tanto éste como Montenegro usan el Euro como moneda nacional. En Serbia hace años ya no gobierna Milósevich, que fue juzgado por el Tribunal Internacional de La Haya y falleció posteriormente. Su desaparición hizo posible que el Príncipe Heredero de Serbia pudiese volver a su país y recuperar la propiedad del Palacio Real que habitaban sus ancestros.
Aunque la situación de lo que había sido Yugoslavia ha cambiado sustancialmente, no ha cambiado el papel que puede jugar S.A.R. el Príncipe Heredero de Serbia Don Alejandro en la nueva Serbia, donde se plantean seriamente una vuelta a la Monarquía al ver en esta institución la única posibilidad de preservar la identidad nacional y la cohesión entre las regiones que aún forman Serbia.
El artículo que en 1991 nos escribió nuestro gran amigo el Duque de Saint-Bar es un excelente resumen de lo que eran Serbia y Yogoslavia hasta 1990 y lo que podría significar la restauración monárquica en Serbia. Las referencias a Yugoslavia son, lógicamente, históricas, pero perfectamente aplicables también a Serbia. Se actualizaron algunos conceptos como Unión Europea (en lugar de Mercado Común o Comunidad Europea). Introducción
En la antigua Yugoslavia, los políticos demostraron nuevamente su incapacidad de resolver los problemas de su país por falta de voluntad de llegar a un consenso aceptable para todos o, al menos, la mayoría.
La única experiencia democrática positiva que experimentó Yugoslavia con anterioridad a 1990 había sido la Monarquía parlamentaria de 1921-1941. Entonces fue posible la pacífica convivencia de los diferentes grupos étnicos, cuyo punto en común era la lengua serbocroata.
Oficialmente, nadie planteó después de 1990 la posibilidad de restaurar la Monarquía, única vía eficaz para restablecer la paz y la unión en este país balcánico. Pero es habitual que los políticos piensen primero en sí mismos y en su afán de protagonismo, sus intereses partidistas y su posición privilegiada. Olvidan que se trata de un bien superior al que servir, el bienestar de su pueblo, el progreso de su país y la solidaridad. Esa será la única explicación por qué no han parado en ceder la jefatura del estado al qie legítimamente la ejercería: S.A.R. el Príncipe Don Alejandro, hijo del último Rey de Yugoslavia, Don Pedro II. No sólo representa una legitimidad histórica desde 836, sino daría coherencia a un país que desde el totalitarismo comunista había sufrido una división étnica nunca habida y una agitación irracional avivada por los sectores comunistas que no querían dejar el poder que ya no les pertenece ni les corresponde.
Yugoslavia necesitaba urgentemente un sistema político estable, justo y con garantías de pacífica convivencia. Yugoslavia necesitaba un poder moderador entre los diferentes grupos de presión, un poder superior completamente independiente de cualquier ideología y que no tiene lazos con el anterior régimen comunista, capaz de encontrar un consenso aceptable para todos.
Parece que sólo existe una persona con la preparación necesaria y que podría moderar entre los grupos étnicos yugoslavos: S.A.R. Don Alejandro, Príncipe Heredero de Serbia.
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Yugoslavia en otoño de 1991
Yugoslavia era una sola nación. Más del 75% de la población hablaba serbocroata y el 88% se componía de las mismas gentes, es decir, de eslavos del sur. Las minorías representaban sólo el 12% del total de la población. Los yugoslavos se diferenciaban principalmente por su religión: católicos en el norte y ortodoxos en el sur.
Al contrario de Serbia, Eslovenia nunca había sido un estado independiente. Croacia sólo había sido independiente durante un corto período en el siglo XII y nuevamente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler y Mussolini crearon en 1941 el estado marioneta llamado Estado Independiente de Croacia. Uno de los primeros actos fue declarar la guerra a los Estados Unidos y a Gran Bretaña. Su líder, Ante Pavelich, de acuerdo con las estadísticas publicadas por los Tribunales de Nuremberg, masacró a más de 500.000 serbios y 70.000 judíos que vivían en el llamado Estado Independiente de Croacia entre 1941 y 1945. De allí no sorprende que los serbios siguieran vigilantes. Después de todo, Yugoslavia había sido gobernada desde la Segunda Guerra Mundial por un croata, Tito, seguido de un esloveno, Eduardo Karadchich, ninguno de ellos amigos de los serbios. Foto: El Duque de Saint-Bar junto a SS.MM. los Reyes de Yugoslavia, Don Pedro II y Doña Alejandra.
Hasta 1910, sólo 48.000 de los habitantes de Croacia y Eslovenia, entonces bajo dominación austro-húngara, tenían el derecho al voto. Fue después de la caída del Imperio Austro-Húngaro y la fundación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos en 1918, cuando el número de votantes croatas llegó a 636.000. Durante las primeras elecciones al parlamento yugoslavo en 1921, el Partido Rural Croata obtuvo 50 escaños, mientras que en el parlamento local (Sabor) de Croacia, durante los tiempos del Imperio Austro-Húngaro, sólo disponía de tres diputados.
Por el compromiso que llevó a la creación del Imperio Austro-Húngaro en 1867, los eslavos, aunque constituían la mayoría en número, fueron sacrificados por las dos partes mayoritarias, Croacia cayó bajo la dominación de Hungría, y Eslovenia quedó bajo dominación austríaca. El canciller austríaco Von Beust dejó muy claro su lema cuando decía: "Los eslavos no están preparados para ejercer el poder, deben ser gobernados." El primer ministro húngaro Conde Andrassy aseguró al canciller Von Beust: "Ustedes se ocupan de sus bárbaros, y nosotros nos ocuparemos de los nuestros."
Bajo la Monarquía, tanto el Rey Don Pedro I como su hijo, el Rey Don Alejandro I, promovieron el concepto de la Nación Yugoslava y su unidad. Pedro I dijo en 1918, cuando se creó la nueva nación: "En Yugoslavia, nadie será amo y nadie ser`´a esclavo, pero todos serán iguales." De acuerdo con este postulado, el Rey Don Alejandro I nombró primer Ministro de Asuntos Exteriores del nuevo Reino de Yugoslavia al croata Antic Trumbich.
En 1928, nombró primer ministro al esloveno Antón Korochets. En 1925, la mayor parte de los croatas representados por el Partido Rural Croata reconoció la unidad del estado yugoslavo, la dinastía de los Karageorgevich y el gobierno parlamentario. La coalición de diputados serbocroatas controlaba más de tres cuartas partes de los escaños en el parlamento y contribuyeron enormemente a la consolidación del nuevo estado unificado de Yugoslavia. La Monarquia, inicialmente serbia, luego yugoslava, se transformó en Monarquía constitucional en 1903. Cuando el Rey Don Pedro II presidió su primer gobierno de Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro fue un croata, y en el gobierno hubo tres ministros croatas y tres eslovenos. Por parte del Rey Don Pedro II había el gran deseo de que todas las regiones estuvieran justamente representados en el gobierno. Foto: S.M. el Rey Don Pedro I, 1903-1918 Rey de Serbia, 1918-1921 Rey de Yugoslavia.
Después de la ocupación del Belgrado por el Ejército Rojo, el dictador comunista de origen croata, Tito, llegó al poder con la ayuda de Stalin y la pasividad de los aliados occidentales. Gobernó el país con mano de hierro y avivó las diferencias entre serbios, croatas y eslovenos en lugar de acentuar sus muchas similitudes, lo que le hizo más fácil mantener su poder opresivo sobre Yugoslavia. Abolió la Monarquía el 29 de noviembre de 1945, sin ningún referéndum.
La postura de Tito era completamente contraria a la del Rey Don Alejandro I y del Rey Don Pedro II. El régimen de Tito confirió a las seis repúblicas una clase de soberanía que agravó la animosidad entre serbios, croatas y eslovenos. Entre las dos guerras mundiales eran los partidos políticos afines que se disputaban democráticamente el poder en el parlamento.
Sería terrible ver una nación como Yugoslavia destruida en el preciso momento cuando en Europa se forma un movimiento hacia la unificación y federación, que deberá asegurar para Europa la paz y la prosperidad. Foto: Palacio Real de Belgrado, actual residencia de la Familia Real de Serbia.
Cada vez más yugoslavos de partidos de la oposición estaban a favor de la vuelta de S.A.R. el Príncipe Heredero Don Alejandro de Yugoslavia, ya que pensaban que sólo él podría facilitar el necesario fundamento para mantener las repúblicas unidas y salvaguardar los derechos de las minorías en una Monarquía constitucional y democrática, y siendo ya 8 de 10 las Monarquías que forman parte de la Unión Europea.
* El Excmo. Sr. Duque de Saint-Bar, Don Thomas Shannon Foran, falleció el 15 de octubre de 2005 en París.
por el Duque de Saint-Bar*
Antiguo Ayuda de Campo de
S.M. el Rey Don Pedro II de Yugoslavia
Antiguo Ayuda de Campo de
S.M. el Rey Don Pedro II de Yugoslavia
Yugoslavia era una sola nación. Más del 75% de la población hablaba serbocroata y el 88% se componía de las mismas gentes, es decir, de eslavos del sur. Las minorías representaban sólo el 12% del total de la población. Los yugoslavos se diferenciaban principalmente por su religión: católicos en el norte y ortodoxos en el sur.
Al contrario de Serbia, Eslovenia nunca había sido un estado independiente. Croacia sólo había sido independiente durante un corto período en el siglo XII y nuevamente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler y Mussolini crearon en 1941 el estado marioneta llamado Estado Independiente de Croacia. Uno de los primeros actos fue declarar la guerra a los Estados Unidos y a Gran Bretaña. Su líder, Ante Pavelich, de acuerdo con las estadísticas publicadas por los Tribunales de Nuremberg, masacró a más de 500.000 serbios y 70.000 judíos que vivían en el llamado Estado Independiente de Croacia entre 1941 y 1945. De allí no sorprende que los serbios siguieran vigilantes. Después de todo, Yugoslavia había sido gobernada desde la Segunda Guerra Mundial por un croata, Tito, seguido de un esloveno, Eduardo Karadchich, ninguno de ellos amigos de los serbios. Foto: El Duque de Saint-Bar junto a SS.MM. los Reyes de Yugoslavia, Don Pedro II y Doña Alejandra.
Hasta 1910, sólo 48.000 de los habitantes de Croacia y Eslovenia, entonces bajo dominación austro-húngara, tenían el derecho al voto. Fue después de la caída del Imperio Austro-Húngaro y la fundación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos en 1918, cuando el número de votantes croatas llegó a 636.000. Durante las primeras elecciones al parlamento yugoslavo en 1921, el Partido Rural Croata obtuvo 50 escaños, mientras que en el parlamento local (Sabor) de Croacia, durante los tiempos del Imperio Austro-Húngaro, sólo disponía de tres diputados.
Por el compromiso que llevó a la creación del Imperio Austro-Húngaro en 1867, los eslavos, aunque constituían la mayoría en número, fueron sacrificados por las dos partes mayoritarias, Croacia cayó bajo la dominación de Hungría, y Eslovenia quedó bajo dominación austríaca. El canciller austríaco Von Beust dejó muy claro su lema cuando decía: "Los eslavos no están preparados para ejercer el poder, deben ser gobernados." El primer ministro húngaro Conde Andrassy aseguró al canciller Von Beust: "Ustedes se ocupan de sus bárbaros, y nosotros nos ocuparemos de los nuestros."
Bajo la Monarquía, tanto el Rey Don Pedro I como su hijo, el Rey Don Alejandro I, promovieron el concepto de la Nación Yugoslava y su unidad. Pedro I dijo en 1918, cuando se creó la nueva nación: "En Yugoslavia, nadie será amo y nadie ser`´a esclavo, pero todos serán iguales." De acuerdo con este postulado, el Rey Don Alejandro I nombró primer Ministro de Asuntos Exteriores del nuevo Reino de Yugoslavia al croata Antic Trumbich.
En 1928, nombró primer ministro al esloveno Antón Korochets. En 1925, la mayor parte de los croatas representados por el Partido Rural Croata reconoció la unidad del estado yugoslavo, la dinastía de los Karageorgevich y el gobierno parlamentario. La coalición de diputados serbocroatas controlaba más de tres cuartas partes de los escaños en el parlamento y contribuyeron enormemente a la consolidación del nuevo estado unificado de Yugoslavia. La Monarquia, inicialmente serbia, luego yugoslava, se transformó en Monarquía constitucional en 1903. Cuando el Rey Don Pedro II presidió su primer gobierno de Belgrado durante la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro fue un croata, y en el gobierno hubo tres ministros croatas y tres eslovenos. Por parte del Rey Don Pedro II había el gran deseo de que todas las regiones estuvieran justamente representados en el gobierno. Foto: S.M. el Rey Don Pedro I, 1903-1918 Rey de Serbia, 1918-1921 Rey de Yugoslavia.
Después de la ocupación del Belgrado por el Ejército Rojo, el dictador comunista de origen croata, Tito, llegó al poder con la ayuda de Stalin y la pasividad de los aliados occidentales. Gobernó el país con mano de hierro y avivó las diferencias entre serbios, croatas y eslovenos en lugar de acentuar sus muchas similitudes, lo que le hizo más fácil mantener su poder opresivo sobre Yugoslavia. Abolió la Monarquía el 29 de noviembre de 1945, sin ningún referéndum.
La postura de Tito era completamente contraria a la del Rey Don Alejandro I y del Rey Don Pedro II. El régimen de Tito confirió a las seis repúblicas una clase de soberanía que agravó la animosidad entre serbios, croatas y eslovenos. Entre las dos guerras mundiales eran los partidos políticos afines que se disputaban democráticamente el poder en el parlamento.
Sería terrible ver una nación como Yugoslavia destruida en el preciso momento cuando en Europa se forma un movimiento hacia la unificación y federación, que deberá asegurar para Europa la paz y la prosperidad. Foto: Palacio Real de Belgrado, actual residencia de la Familia Real de Serbia.
Cada vez más yugoslavos de partidos de la oposición estaban a favor de la vuelta de S.A.R. el Príncipe Heredero Don Alejandro de Yugoslavia, ya que pensaban que sólo él podría facilitar el necesario fundamento para mantener las repúblicas unidas y salvaguardar los derechos de las minorías en una Monarquía constitucional y democrática, y siendo ya 8 de 10 las Monarquías que forman parte de la Unión Europea.
* El Excmo. Sr. Duque de Saint-Bar, Don Thomas Shannon Foran, falleció el 15 de octubre de 2005 en París.
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Declaraciones de S.A.R Don Alejandro de Yugoslavia (actual Príncipe Heredero de Serbia)
Entrevista realizada por Stéphane Bern para la revista Royaliste, que publicamos aquí por extractos con el fin de reflejar el pensamiento del Príncipe heredero.
Royaliste: ¿Se Os puede llamar propiamente "Rey sin Reino"?
S.A.R. Don Alejandro de Yugoslavia: No me considero Rey, pero sí Príncipe Heredero, con el espíritu de que un día mi país volverá a ser Reino. Con un Rey, por encima de la política, podría unir al país, estar en contacto con todos los partidos políticos, defender los derechos humanos, proteger las diferentes religiones (de las que hay tres grandes en mi país: la católica, la ortodoxa y la musulmana) y respetar las nacionalidades. Un día, tal vez, esto podría llegar, pero aún es preciso mantener el espíritu; esta es la única cosa que queda conectada a una tradición del pasado, después de 45 de desastre del sistema totalitario en todos los balcanes. Llegamos al final de esta tragedia . Por otra parte, los nuevos partidos políticos que emergen de esta situación, son gente con coraje, que ha combatido por los derechos humanos durante estos años terribles, pero son principalmente escritores, poetas, sabios, y, desgraciadamente, no tienen experiencia en política. Tardará un poco de tiempo hasta que los nuevos políticos tengan la situación controlada. Luego, creo que la presencia de un Rey puede ser muy positiva, como se vió en España en 1975. Al salir de una dictadura, el Rey Don Juan Carlos I consiguió establecer una democracia viable, fuerte y sólida. España está en la Unión Europea, la situación económica y política va bien. Un Rey, por tanto, puede jugar un papel esencial en una transición pacífica de una dictadura del tipo que sea hacia la democracia.
Royaliste: ¿Aceptáis la etiqueta de "pretendiente al trono yugoslavo"?
A. de Y.: yo no soy pretendiente. Nací Príncipe Heredero y mi acción se inscribe dentro de una tradición normal y natural. Si un día mi país reencuentra los valores de la democracia y de los derechos humanos, creo que seré el gran defensor de este combate de liberación.
Royaliste: Cuando se pregunta por Vuestra profesión, ¿Os llamáis "hombre de negocios" o "Príncipe Heredero de Yugoslavia"?
A. de. Y.: Debo gana mi dinero, ya que no lo heredé. Pero ha sido una cosa muy buena el haber estado obligado a ganarme la vida, porque gracias a mi trabajo como hombre de negocios, he aprendido como funciona el mundo. No sé simplemente cómo funciona una empresa, sino cómo funciona la vida económica, política, social. Cada día tomo parte en la vida del mundo. He tenido también la oportunidad de servir en el ejército británico, y es allí donde adquirí mucha experiencia al ver gente y hombres de todas las clases sociales. Cuando uno no reina, tiene muchas más posibilidades de mezclarse con el pueblo. Esto abre mejores perspectivas para servir al bien común, y en mi caso, de ayudar a mi país a salir de 45 años de estancamiento, con la experiencia que he adquirido. Foto: SS.AA.RR. los Príncipes Herederos Don Alejandro y Doña Catalina
Royaliste: ¿Cuál es Vuestra imagen hoy en día en Yugoslavia?
A. de. Y.: Todo ha cambiado. Antes se me conocía del boba-a-boca, las pocas fotos que circulaban bajo los manteles. El cambio llegó por una entrevista publicada en la revista eslovena Mladina, en 1988. El periodista que quiso entrevistarme me telefoneó desde Ljubljana, la caapital eslovena, y creía en una broma en toda regla. El había leído una carta, que escribí a los periódicos para hablar de los problemas económicos y de los derechos humanos en mi país. Aprovechó la ocasión para interrogarme. Cobertura en color y quince páginas de texto. Esto abrió la puerta a otros periódicos. Por su coraje, él me dio la posibilidad de expresarme libremente acerca de todos los asuntos: derechos humanos, democracia, economía, nacionalidades, religiones... Vinieron otros periodistas a verme. Yo mismo he escrito artículos para las revistas eslovenas y croatas. He tenido problemas justamente en Serbia, porque Milósevich estaba tratando de mantener su poder para un nacionalismo virulento, y yo, evidentemente, defiendo el respeto de las nacionalidades a vivir en perfecta armonía sin exacerbar los nacionalismos como hacía él. Foto: SS.AA.RR. los Príncipes Pedro, Alejandro y Felipe
Soy popular en Croacia, en Eslovenia, pero el pueblo serbio manifiesta aún sus intereses, según mi opinión malogrados por una censura estricta. Aunque los artículos sobre mi habían sido publicados en Serbia, fueron de la venta y prohibidos. Recientemente fui entrevistado por vez primera por la televisión yugoslava. La emisión tuvo que ser repetida dos veces por razón de su éxito. Gracias a ello, pude penetrar totalmente en Serbia, donde el resultado había sido muy positivo. La reacción popular fue positiva, mientras que la de las autoridades oficiales seguía siendo rteservada. No se me criticaba más, mientras que yo me mantenía respetuoso frente al presidente de la federación, Marcovich, saludando las buenas intenciones democráticas. Pero el objetivo es la concordia nacional y que el pueblo pueda elegir libremente su futuro y el tipo de gobierno.
Royaliste: ¿Educáis a Vuestros hijos como futuros reyes?
A. de Y.: Yo los educo como niños normales, pero tienen también un profesor que les enseña nuestro idioma, nuestra historia, nuestra geografía, nuestras tradiciones y costumbres. Trato de educarles para que se sientan naturales en público, no tímidos. Por otra parte, la mejor educación es la que reciben todos los niños. Foto: La Familia Real de Serbia
Royaliste: ¿Se Os puede llamar propiamente "Rey sin Reino"?
S.A.R. Don Alejandro de Yugoslavia: No me considero Rey, pero sí Príncipe Heredero, con el espíritu de que un día mi país volverá a ser Reino. Con un Rey, por encima de la política, podría unir al país, estar en contacto con todos los partidos políticos, defender los derechos humanos, proteger las diferentes religiones (de las que hay tres grandes en mi país: la católica, la ortodoxa y la musulmana) y respetar las nacionalidades. Un día, tal vez, esto podría llegar, pero aún es preciso mantener el espíritu; esta es la única cosa que queda conectada a una tradición del pasado, después de 45 de desastre del sistema totalitario en todos los balcanes. Llegamos al final de esta tragedia . Por otra parte, los nuevos partidos políticos que emergen de esta situación, son gente con coraje, que ha combatido por los derechos humanos durante estos años terribles, pero son principalmente escritores, poetas, sabios, y, desgraciadamente, no tienen experiencia en política. Tardará un poco de tiempo hasta que los nuevos políticos tengan la situación controlada. Luego, creo que la presencia de un Rey puede ser muy positiva, como se vió en España en 1975. Al salir de una dictadura, el Rey Don Juan Carlos I consiguió establecer una democracia viable, fuerte y sólida. España está en la Unión Europea, la situación económica y política va bien. Un Rey, por tanto, puede jugar un papel esencial en una transición pacífica de una dictadura del tipo que sea hacia la democracia.
Royaliste: ¿Aceptáis la etiqueta de "pretendiente al trono yugoslavo"?
A. de Y.: yo no soy pretendiente. Nací Príncipe Heredero y mi acción se inscribe dentro de una tradición normal y natural. Si un día mi país reencuentra los valores de la democracia y de los derechos humanos, creo que seré el gran defensor de este combate de liberación.
Royaliste: Cuando se pregunta por Vuestra profesión, ¿Os llamáis "hombre de negocios" o "Príncipe Heredero de Yugoslavia"?
A. de. Y.: Debo gana mi dinero, ya que no lo heredé. Pero ha sido una cosa muy buena el haber estado obligado a ganarme la vida, porque gracias a mi trabajo como hombre de negocios, he aprendido como funciona el mundo. No sé simplemente cómo funciona una empresa, sino cómo funciona la vida económica, política, social. Cada día tomo parte en la vida del mundo. He tenido también la oportunidad de servir en el ejército británico, y es allí donde adquirí mucha experiencia al ver gente y hombres de todas las clases sociales. Cuando uno no reina, tiene muchas más posibilidades de mezclarse con el pueblo. Esto abre mejores perspectivas para servir al bien común, y en mi caso, de ayudar a mi país a salir de 45 años de estancamiento, con la experiencia que he adquirido. Foto: SS.AA.RR. los Príncipes Herederos Don Alejandro y Doña Catalina
Royaliste: ¿Cuál es Vuestra imagen hoy en día en Yugoslavia?
A. de. Y.: Todo ha cambiado. Antes se me conocía del boba-a-boca, las pocas fotos que circulaban bajo los manteles. El cambio llegó por una entrevista publicada en la revista eslovena Mladina, en 1988. El periodista que quiso entrevistarme me telefoneó desde Ljubljana, la caapital eslovena, y creía en una broma en toda regla. El había leído una carta, que escribí a los periódicos para hablar de los problemas económicos y de los derechos humanos en mi país. Aprovechó la ocasión para interrogarme. Cobertura en color y quince páginas de texto. Esto abrió la puerta a otros periódicos. Por su coraje, él me dio la posibilidad de expresarme libremente acerca de todos los asuntos: derechos humanos, democracia, economía, nacionalidades, religiones... Vinieron otros periodistas a verme. Yo mismo he escrito artículos para las revistas eslovenas y croatas. He tenido problemas justamente en Serbia, porque Milósevich estaba tratando de mantener su poder para un nacionalismo virulento, y yo, evidentemente, defiendo el respeto de las nacionalidades a vivir en perfecta armonía sin exacerbar los nacionalismos como hacía él. Foto: SS.AA.RR. los Príncipes Pedro, Alejandro y Felipe
Soy popular en Croacia, en Eslovenia, pero el pueblo serbio manifiesta aún sus intereses, según mi opinión malogrados por una censura estricta. Aunque los artículos sobre mi habían sido publicados en Serbia, fueron de la venta y prohibidos. Recientemente fui entrevistado por vez primera por la televisión yugoslava. La emisión tuvo que ser repetida dos veces por razón de su éxito. Gracias a ello, pude penetrar totalmente en Serbia, donde el resultado había sido muy positivo. La reacción popular fue positiva, mientras que la de las autoridades oficiales seguía siendo rteservada. No se me criticaba más, mientras que yo me mantenía respetuoso frente al presidente de la federación, Marcovich, saludando las buenas intenciones democráticas. Pero el objetivo es la concordia nacional y que el pueblo pueda elegir libremente su futuro y el tipo de gobierno.
Royaliste: ¿Educáis a Vuestros hijos como futuros reyes?
A. de Y.: Yo los educo como niños normales, pero tienen también un profesor que les enseña nuestro idioma, nuestra historia, nuestra geografía, nuestras tradiciones y costumbres. Trato de educarles para que se sientan naturales en público, no tímidos. Por otra parte, la mejor educación es la que reciben todos los niños. Foto: La Familia Real de Serbia
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LA MONARQUÍASERBIA Y YUGOSLAVA
863- 843: Vladimiro, Príncipe de Serbia
843- 890: Mutimiro
890 : Pribislavo
891- 917: Pedro
917- 920: Pablo Brancovich
927- 949: Cheslavo
949-1040: Interregnum
1040-1050: Esteban Voislavo
1051-1081: Miguel
1081-1082: Radoslavo
1082-1106: Constantino Bodin 1106: Dobroslavo
1106-1115: Vladimiro
1115-1122: Yiryi
Dinastía de los Nemanya (1122-1371)
1089-1122: (Vulcano)
1122-1136: Esteban Uros Neman I
1136-1151: Tichomil
1151-1195: Esteban (Simeón) Neman II, Duque en 1189, +1199
1195-1128: Esteban Vencian Pervovichanyi, Rey en 1217
1228-1234: Radoslavo
1234-1240: Vladislavo
1240-1272: Esteban Uros I
1272-1281: Esteban Dragutin +1317
1281-1320: Esteban Uros II Milutin
1321-1331: Esteban Uros III Desanski
1321-1355: Esteban Uros IV Dusán el Fuerte, Emperador en 1347
1355-1365: Esteban V
1365-1371: Simeón
1366-1371: Vulcasin Mernyántsevich, anti-rey
Dinastía de los Lazarevich 1372-1427
1372-1389: Emperador Lázaro I Serbillánovich
1389-1427: Esteban Lazarevich (Lázaro II), Emperador en 1403
Dinastía de los Brancovich 1427-1502
(1389-1398?): Wuk I
1427-1456: Rey Jorge I
1456-1458: Lázaro III
1457-1471?: Esteban
Serbia conquistada por los turcos en 1459
1471?-1485: Wuk II
1485-1496: Jorge II
1496-1502: Juan
1459-1718: bajo dominación turca
1718-1739: bajo dominación austríaca
1739-1817: bajo dominación turca
1817-1878: bajo soberanía turca
Dinastía de los Obrenovich 1817-1903
1817-1839: Milos, Príncipe 06-11-1817
1839: Milán III
1839-1842: Miguel
1842-1858: Alejandro Karageorgevich Príncipe de Serbia
1858-1868: Milos (por 2ª vez)
1860-1868: Miguel (por 2ª vez)
1868-1889: Milán IV (I) Príncipe Soberano el 03-03-1878, Rey el 06-03-1881, +1901
1889-1903: Alejandro
Dinastía de los Karageorgevich desde 1903
1903-1921: Pedro I, Rey de Serbia, 1918 Rey de Yugoslavia
1921-1934: Alejandro I, Rey de Yugoslavia, asesinado en 1934
1934-1945: Pedro II, Rey de Yugoslavia
1934-1945: Regente Pablo
1945: Alejandro II, Príncipe Heredero de Serbia,
En el exilio en Londres hasta 2001
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