domingo, 17 de agosto de 2008

Mensaje de S.M. el Rey Simeon II (1994)

Este mensaje real es de interés histórico y ofrece una visión del pensamiento de S.M. el Rey Simeón II. Lo reproducimos aquí tal cual se publicó en Monarquía Europea Nº 9 - Año IV - Septiembre 1994.


Mensaje de S.M. Simeón II
Rey de los Búlgaros

(al pueblo búlgaro)


Queridos compatriotas:

Hace medio siglo [por 1994], la VI Sesión Extraordinaria de la XXV Asamblea Nacional, y en virtud del artículo 34 de la Constitución de Tirnovo, me proclamó Rey de los Búlgaros.

La digna conservación de un difícil legado histórico, a lo largo de medio siglo, una defensa permanente del prestigio de la Corona y mi incesante entrega a la Patria no constituyen un fenómeno frecuente ni casual. Son pocos los que han trabajado desinteresadamente a lo largo de tantos años, como yo, en aras de un ideal, sin ningún beneficio material, dedicando a ello mis mejores años, pese a que la atmósfera mundial de aquel entonces no ofrecía esperanza alguna. Son hechos que nadie puede poner en tela de juicio.

El 10 de noviembre de 1993 se cumplieron cuatro años de la caída del sistema totalitario, en los que he dedicado ingentes y abnegados esfuerzos, en la mayor parte solo, sin contar con un equipo de colaboradores, sin ningún apoyo financiero, manteniendo así mi completa independencia.

La democracia coronada que yo os ofrezco, queridos búlgaras y búlgaros, no tiene en absoluto el propósito de dividir a la sociedad partiendo del infructuoso debate entre monárquicos y republicanos, sino oportunidades y posibilidades iguales para todo el que anhela el bien de Bulgaria, para todo el que quiere contribuir a la creación de una nueva y moderna imagen de nuestro país y a recortar el ya prolongado período de crisis. Sin embargo, estoy firmemente convencido de que, para poder cumplir plenamente con su papel beneficioso, ¡la Corona debe ante todo unir y no dividir!

Las ventajas de una Monarquía parlamentaria han sido demostradas plenamente en los países de democracias coronadas y que pueden ser aplicadas en la práctica en Bulgaria, ya que en nuestro país, la tradición republicana es inexistente. Me veo obligado a repetirlo, pero debido a una propaganda tendenciosa y a determinados prejuicios primitivos, aún queda mucha gente que no ha comprendido que para los ciudadanos de las democracias más avanzadas, - no las "demagocracias" -, incluso en el siglo XXI, el Rey seguirá siendo la garantía de la estabilidad política, de la soberanía y una barrera contra los usurpadores del poder como golpistas o dictadores. Debéis saber que un país democrático puede convertirse con la misma facilidad de monarquía en república y viceversa, sin las conmociones que algunos prevén deliberadamente. Además, tanto en la república como en la monarquía, los gobiernos y los partidos en el poder cambian según la voluntad libremente expresada del electorado.

Noto que muchos no comprenden o no quieren comprender otra cosa más: Existen personas a las que el poder no seduce, y cuyas acciones están condicionadas por un ideal, y no por motivos interesados! Durante toda mi vida he tenido una sola ambición: el bienestar de Bulgaria y de mi Pueblo. Para mí, mis conciudadanos tienen alma y corazón, y no constituyen meramente una masa electoral. No trato de ganar vuestros votos, sino de comprenderos y lograr, mediante la confianza mutua, el consenso nacional salvador y de ahí, nuestro futuro y él de las generaciones venideras.

La división artificial de la sociedad en !izquierdas" y "derechas" sobre el fondo de la grave situación económica mundial, es un anacronismo completo, con el cual sólo perdemos tiempo y energía valiosos. Hoy, los criterios de éxito son la prosperidad económica, la existencia de empresarios honestos y funcionarios escrupulosos. Tenemos que crear las condiciones para elevar el estado de ánimo de la nación, en vez de desatar bajas pasiones y denigrarlo todo. Más iniciativa y eficiencia provocarían la tan necesaria confianza en el futuro de Bulgaria, por consiguiente, de nuevos puestos de trabajo. Sólo entonces nos liberaremos de cierta mentalidad de mendigos, que parece habernos embargado, de la manía del negocio, y del ansia de lograr lucros fulgurantes. El dinero sólido y honrado se gana con trabajo, perseverancia y ahorro, que es la base para una sociedad estable. La espera pasiva de ayuda de "alguna parte", o meramente comerciando, sin producción individual, no salvarán a nuestra Patria y mientras, sigue creciendo la decepción por la falta de resultados.

Somos testigos de incesantes guerras intestinas, rivalidades personales, maniobras deshonestas, avidez, egoísmo, negligencia, falta de ideales e incluso de patriotismo: y no hablo de chauvinismo demagógico. Como siempre, veo las cosas con objetividad y con profundo realismo. Los ataques contra la institución que represento con crueles e inmerecidos. A los monárquicos los presentan como gente de otra raza y en tonos oscuros y siniestros. Por otra parte, la ausencia de un apoyo activo y abierto más amplio me hace pensar que quizás yo represente una alternativa no deseada por la mayoría.

Partiendo de todo eso, debo reconocer que me invade un gran cansancio, y considero que no tiene sentido continuar mi actividad febril de los últimos cuatro años, con sacrificios de toda índole. Fuerte de mi actividad patriótica de casi medio siglo, me reservo el derecho a una decisión definitiva, partiendo del desarrollo de los hechos, quedando las prerrogativas dinásticas íntegramente en mis manos.

Os invito a todos una vez más a dirigir vuestros esfuerzos, para lograr el bienestar general del país. Ha llegado el momento en que cada uno reflexione sobre cuestiones mucho más importantes que el desorden de cada día y las pequeñas rencillas políticas. Dios quiera que así, en el futuro, los historiadores puedan escribir que la Patria salió del abismo gracias a los esfuerzos conjuntos y al extraordinario talento del Pueblo búlgaro!

SIMEON II. R.

Traducción de Juanita Lonkova

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